¿Están las empresas preparadas para afrontar los riesgos y oportunidades ambientales, sociales y de buen gobierno?
Los términos sostenibilidad, cambio climático, diversidad, igualdad o economía circular no dejan de leerse en los informes de gestión de las grandes compañías en España, pero ¿están las empresas preparadas para avanzar de forma adecuada y suficiente en la gestión de riesgos y oportunidades ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) para responder a las nuevas demandas de la sociedad y exigencias regulatorias?
Durante el pasado 2019 hemos sido testigos de la declaración de emergencia climática en el Parlamento Europeo, grandes protestas para la protección del medio ambiente o fuertes movimientos sociales en torno a la igualdad o los derechos laborales. Al mismo tiempo, inversores, organismos reguladores, clientes y empleados ejercen una presión cada vez mayor sobre las empresas para que incrementen su transparencia y demuestren su capacidad de gestión y cambio sobre los principales retos ambientales, sociales y de buen gobierno.
Pero además de las preocupaciones y expectativas de miles de ciudadanos, recientes estudios señalan que los riesgos ASG son cada vez más importantes para la economía. En 2020 y por primera vez en diez años del Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, los cinco principales riesgos globales en término de probabilidad son todos ambientales. El informe, publicado en enero de 2020, destaca el fracaso de los gobiernos y las empresas en la mitigación y adaptación al cambio climático o las catástrofes ambientales naturales y provocadas por el ser humano, entre otros.
Tanto el informe presentado por el Foro Económico Mundial como su presidente inciden en la urgente necesidad de trabajar con todos los sectores de la sociedad en la restauración y revitalización de nuestros sistemas de cooperación. El objetivo no debe ser solamente obtener beneficios a corto plazo, sino también para hacer frente a nuestros riesgos de fondo.
En este sentido, y a pesar de contar con programas, iniciativas, marcos y estándares internacionales comúnmente aceptados (ODS, <IR>, GRI, TCFD, SASB, etc.)*, las empresas avanzan a ritmos desiguales en la gestión y comunicación de su desempeño no financiero, si bien muchas compañías ya están realizando un trabajo ejemplar. Algo común a todas ellas es, sin embargo, la preocupación por las crecientes presiones sociales y regulatorias.
En las primeras semanas del año 2020 hemos visto cómo relevantes actores empresariales, políticos y sociales ocupan importantes espacios avanzando posiciones hacia una transición a la sostenibilidad.
Así, con gran repercusión en los medios, la mayor gestora de activos del mundo ha endurecido su discurso en torno a la sostenibilidad y apuesta por una reforma fundamental de las finanzas en respuesta a la emergencia climática. Su presidente y consejero delegado anunciaba este mes de enero a través de su carta anual a los CEOs que priorizará las inversiones en empresas que tengan en cuenta los riesgos climáticos.
Esta preocupación por la sostenibilidad está cada vez más generalizada e invade debates en todos los sectores de la economía y la política; en la celebración en Davos de la 50ª reunión anual del Foro Económico Mundial, también ocupa un espacio central: algunos de los principales líderes mundiales abordan desde este martes debates en torno al tema principal de la cumbre «Stakeholders for a cohesive and sustainable world”.
Pero también en nuestro país, el nuevo Ejecutivo acaba de declarar el estado de emergencia climática, que previsiblemente vendrá acompañada de actuaciones y medidas para la descarbonización de la economía en los próximos meses.
En los próximos años, las compañías deberán afrontar importantes retos en el ámbito de la sostenibilidad: una mayor regulación en torno a la igualdad salarial, la aprobación de una más que probable Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el Pacto Verde Europeo, el Plan de Acción para la Economía Circular en Europa o el Plan de Acción para una economía más ecológica de la Comisión Europea, entre otros.
Más allá del mero cumplimiento o adopción de recomendaciones, la implantación de una adecuada estrategia, control y supervisión en el ámbito de la sostenibilidad permitirá a las empresas anticiparse y obtener un mejor posicionamiento frente a sus competidores.
Arrancamos un 2020 lleno de oportunidades, pero también de desafíos en el que la transparencia, el rediseño de las métricas no financieras o la adecuada gestión de riesgos ASG serán aspectos fundamentales para las organizaciones. ¿Está tu empresa preparada?
*ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible, iniciativa impulsada por Naciones Unidas.
<IR>: Marco de Reporte Integrado promovido por el International Integrated Reporting Committee.
GRI: Global Reporting Initiative, institución independiente que creó el primer estándar mundial para la elaboración de memorias de sostenibilidad.
TCFD: Task Force on Climate-related Financial Disclosures.
SASB: Sustainability Accounting Standards Board.