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El experto dirimente en la resolución de conflictos de índole económica
Las vías existentes en la actualidad para la resolución de una disputa de índole económica son la judicial o, en aquellos casos en los que las partes así lo hubiesen recogido en la cláusula contractual, el arbitraje.
En ambas vías la solución del conflicto va a depender, en gran medida, de la exposición de los hechos que pueda presentar la dirección letrada de cada una de partes y los testigos y peritos requeridos en su caso.
Con frecuencia, estos procedimientos llegan a ser muy prolongados en el tiempo, particularmente en el caso de la vía judicial, y costosos, en el caso de algunos arbitrajes.
No obstante, existe una vía alternativa, previa a la vía judicial o arbitral, que permite introducir una mayor flexibilidad y celeridad en el proceso, alcanzar un acuerdo razonable para ambas partes, y evitar muchos de los inconvenientes inherentes al desarrollo de un proceso litigioso. Nos referimos a la intervención de un experto independiente, con acreditada solvencia en el aspecto económico-financiero origen de la desavenencia, que actúe como dirimente.
Como primer paso, las Partes que se encuentran en una situación de desavenencia deben acordar la intervención de un experto independiente dirimente, seleccionado de conformidad por ambas partes.
Ello implica que el experto debe ser independiente en todo momento y mostrar su independencia frente a las dos partes, no solamente en su análisis y en las conclusiones de su informe sino también en los procedimientos que emplee para llegar a las mismas.
Por tanto, el experto dirimente deberá guiarse en su proceder por un trato esmerado y particularmente atento en la gestión de las sensibilidades y las comunicaciones con las partes, proporcionando un trato basado en la igualdad, transparencia e igualdad de oportunidades en las audiencias así como en el análisis íntegro de las inquietudes de unos y otros.
No cabe duda que en este tipo de situaciones, en los que puede haber en juego asuntos con una importante repercusión económica, las cuestiones de forma pueden ser tan relevantes como las de fondo, sin perjuicio de otras consideraciones y especificidades propias de cada caso particular.
Para ello, es recomendable que el experto dirimente designado mantenga una reunión o encuentro inicial con las partes en la que, de común acuerdo y de forma muy precisa, se defina el alcance del trabajo.
En este tipo de situaciones y con independencia del mayor o menor grado de deterioro en las relaciones entre las partes, obviamente existen siempre intereses contrapuestos. Por tanto, el experto dirimente deberá redoblar las cautelas para que unos y otros se sientan en todo momento escuchados, informados de cada paso del proceso y su posición sea analizada en el proceso de deliberación previo a la emisión del Informe de Experto.
Un caso ilustrativo y frecuente de escenario, previo a la vía litigiosa, en el que las partes pueden recurrir a la designación de un experto dirimente es aquel en el que existen desavenencias surgidas en la aplicación de mecanismos de ajuste al precio en el marco de operaciones de compraventa. En estos casos, las diferencias se suelen derivar de la introducción de variables o conceptos económicos más o menos complejos en el clausulado del contrato susceptibles de diversa interpretación (“zonas grises”). Por todo ello, el primer punto a considerar por parte del Experto en la definición del alcance del trabajo será un análisis exhaustivo de lo dispuesto al respecto en el contrato. Este análisis previo permitirá una definición precisa de los puntos que deberán ser minuciosamente tratados y acordados con las partes a la hora de establecer los procedimientos a realizar y la información a analizar.
Asimismo el experto fundamentará y expondrá de forma clara y simultánea cada una de las partes los pasos a seguir en el proceso y sus avances. En sus conclusiones, en correlación con las alegaciones presentadas por cada parte en el proceso, el experto explicará de forma detallada las razones que las fundamentan, en su opinión como experto dirimente.
El seguimiento exhaustivo de estos procedimientos, en un marco complejo en el que coexisten diferentes sensibilidades e intereses, permitirá al experto dirimente un acercamiento objetivo al problema planteado así como la consideración en su Informe de todos aquellos argumentos que hayan sido planteados por las partes, de forma que sus conclusiones se encuentren fundamentadas y cubran todos los aspectos relevantes de la disputa.
Como conclusión, este procedimiento permite a las partes resolver una cuestión en disputa, beneficiándose de una mayor flexibilidad y rapidez en la búsqueda de un consenso y evitando los inconvenientes inherentes a la vía litigiosa.