Plan de Acción para la Economía Circular en un contexto histórico

Plan de Acción para la Economía Circular en un contexto histórico

El pasado 11 de marzo, la Comisión Europea hacía público el nuevo Plan de Acción para la Economía Circular en el marco de la Estrategia Industrial de la UE, como elemento central del Pacto Verde Europeo, presente y futuro de la transición progresiva a un sistema económico más sostenible y resiliente. El también denominado “European Green Deal” es la hoja de ruta de la UE para “impulsar un uso eficiente de los recursos, restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación”. 

En línea con el Pacto Verde Europeo, el nuevo Plan de Acción tratará de reducir la huella de consumo de la UE mientras duplica la tasa de utilización de material circular, garantizando así que los productos permanezcan en la economía durante el mayor tiempo posible y potenciando su durabilidad y reciclabilidad. Para ello, será necesario reemplazar el diseño y la producción lineal tradicional “extraer-fabricar-usar-tirar” por un nuevo modelo circular “reducir-reutilizar-reparar-reciclar” para lograr la neutralidad climática impulsando paralelamente el crecimiento económico.

En un contexto histórico sin precedentes, que está suponiendo el replanteamiento de negocio de muchas compañías, el Plan de Acción para la Economía Circular parece abrir camino, entre tanta incertidumbre, a un nuevo modelo económico. 

Asimismo, ya se vislumbran ciertos cambios en los patrones de comportamiento de los consumidores, cuyos hábitos de consumo se están adaptando inevitablemente al nuevo escenario. En esta línea, la UE apuesta por potenciar su empoderamiento, estudiando la posibilidad de reforzar la protección del consumidor contra el “blanqueo ecológico” o la obsolescencia prematura. Además, abogará por instar a las empresas a que acrediten sus afirmaciones ecológicas utilizando métodos como la huella ambiental de sus productos, realizando comprobaciones o incluyendo sistemáticamente los criterios de durabilidad y reciclabilidad en dicha etiqueta. 

El impulso de la economía circular que propone la UE permitiría no solo el incremento de la competitividad a largo plazo sino también importantes ahorros materiales a lo largo de toda la cadena de valor y los procesos de producción, que se están viendo afectados o incluso paralizados, por la actual crisis del COVID-19. Con el objetivo de promover la circularidad aplicable a la mayor gama de productos posible, la Comisión propondrá una política de productos sostenibles y estudiará el establecimiento de principios de sostenibilidad para posibilitar la prefabricación y el reciclado de alta calidad o la prohibición de la destrucción de bienes duraderos que no hayan sido vendidos, entre otros. 

Adicionalmente, la Comisión Europea pondrá el foco y dará prioridad a las cadenas de valor de los siguientes grupos de productos clave: electrónico y TIC; baterías y vehículos; envases y embalajes; plásticos; productos textiles; construcción y edificios; alimentos, agua y nutrientes.

Algunos miembros de la Unión Europea ya están trabajando en ello. De hecho, ejemplos como Francia, que ha aprobado recientemente una ley contra el despilfarro y a favor de la economía circular, o Ámsterdam, que se ha comprometido a implantar una economía totalmente circular para el año 2050, ponen de manifiesto hacia dónde posiblemente se dirijan los esfuerzos y los recursos en las próximas décadas.

Tras la presentación, en diciembre de 2019, del Pacto Verde Europeo y la propuesta de ley sobre el clima, en marzo de este año, se prevé que los próximos pasos en el corto plazo -segundo semestre de 2020- se centren en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y en la protección de los recursos naturales con la consiguiente presentación de sus respectivas estrategias: la Estrategia “de la granja a la mesa” y la “Estrategia sobre biodiversidad para 2030”.

Además, de acuerdo con el “European Green Deal”, a medio plazo (2020-21), las acciones para lograr la neutralidad climática se centrarán en los siguientes aspectos: ambición climática, energía limpia, economía circular, movilidad sostenible, contaminación, políticas y sostenibilidad, liderazgo y alianzas o Pacto climático europeo.

En este contexto de incertidumbre, Larry Fink, presidente y fundador de la primera gestora de fondos del mundo, auguraba ya el futuro socioeconómico a sus accionistas: “cuando salgamos de esta crisis, el mundo será diferente. La psicología de los inversores cambiará, pero también la forma de hacer negocios o el consumo.”

De hecho, la salida de esta pandemia podría acelerar en gran medida la adopción del “European Green Deal” en los distintos estados miembros, con la manifiesta ruptura de la cadena de suministro global, un inevitable consumo más responsable y duradero en la industria textil, una más que probable regulación en obsolescencia programada y un incremento del proteccionismo por parte de los gobiernos para la fabricación de bienes de primera necesidad.

Un marco histórico que repercutirá en todos los miembros y organismos de la sociedad, donde empresas, instituciones y consumidores, tendremos que adaptarnos tanto a las nuevas regulaciones como al nuevo contexto sociológico. 

Silvia Blesa
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