El papel transformador de las empresas hacia la cero discriminación
El 1 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Cero Discriminación. Este día fue proclamado como tal en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas a raíz de la campaña “cero discriminación” que lanzó ONUSIDA (UNAIDS, por sus siglas en inglés) en el día Mundial de la Lucha Contra el VIH. Lo que comenzó como un movimiento de sensibilización sobre la discriminación que sufren las personas con VIH, se ha convertido en una cita mundial para visibilizar y reivindicar la lucha contra la discriminación en todas sus formas.
Desde Mazars, queremos lanzar una reflexión acerca de la importancia de la no discriminación en el marco del desarrollo sostenible y del papel transformador de las empresas en el camino hacia la cero discriminación.
La cero discriminación y el desarrollo sostenible
El derecho a la no discriminación está intrínsecamente vinculado al respeto de la dignidad y de los derechos humanos. Así, proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Sin embargo y, a pesar de que la prohibición de la discriminación se ha incorporado como principio fundamental a nivel internacional, europeo y en múltiples legislaciones nacionales, éste sigue siendo un problema estructural que obstaculiza lo que la Agenda 2030 de las Naciones Unidas considera indispensable para avanzar en el camino hacia el desarrollo sostenible: no dejar a nadie atrás.
La crisis causada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto una vez más la discriminación estructural y social existente, golpeando con más fuerza a los colectivos más vulnerables, acentuando las desigualdades y debilitando la cohesión social. Por lo tanto, el contexto actual requiere más que nunca abordar la lucha contra la discriminación como un asunto prioritario que todos los agentes sociales deben incluir en sus agendas para contribuir a alcanzar los compromisos internacionales sobre desarrollo sostenible.
El papel transformador de las empresas
A priori, el objetivo de alcanzar la cero discriminación puede parecer desalentador considerando el amplio alcance del problema y la diversidad de los actores implicados, teniendo en cuenta que la discriminación está arraigada en múltiples ámbitos: el empleo, la educación, el acceso a la salud, a la vivienda, la seguridad alimentaria y un largo etcétera. Sin embargo, abordar la cero discriminación en el ámbito del empleo puede generar un efecto multiplicador, al ocupar el trabajo un espacio central en la vida de las personas. Por ello, las empresas constituyen un elemento clave en esta compleja ecuación.
¿Cómo pueden contribuir las empresas en el camino hacia la cero discriminación?
- El acceso al empleo. Como ya hemos apuntado, el empleo es central en la vida de las personas. “El desarrollo viene con el empleo”, según ha reiterado la Organización Internacional del Trabajo en varias ocasiones. El empleo genera ingresos, pero además vincula a las personas con la sociedad y les ofrece oportunidades para que construyan su identidad, socialicen y contribuyan de manera productiva. Es también un factor fundamental para la autoestima y para el sentido de realización y de pertenencia a una comunidad. Por ello, la discriminación en el acceso al empleo imposibilita a las personas que lo sufren el acceso a una vida digna.
Caminar hacia la cero discriminación en el acceso al empleo digno es un factor determinante en la inclusión social y una oportunidad para eliminar las desigualdades que afectan a colectivos vulnerables. Abordando esta barrera discriminatoria, las empresas pueden contribuir a transformar y mejorar la estructura social, facilitando el camino hacia un desarrollo incluyente, equitativo y sostenible.
Las causas más frecuentes de discriminación en el acceso al empleo son la edad, la discapacidad, el sexo y la nacionalidad, si bien existen muchas otras. Para conseguir la discriminación cero en el acceso al empleo, las empresas deben revisar sus prácticas de contratación y asegurarse de contar con procesos de selección objetivos basados exclusivamente en características relacionadas con el perfil profesional, tales como la experiencia, formación y/o capacidad para desempeñar el trabajo, al margen de las características personales o sociales.
- La conciliación y la corresponsabilidad. Un ámbito en el que está muy presente la desigualdad es el de la conciliación entre la vida profesional y familiar. Las mujeres generalmente asumen la mayor parte de tareas familiares y este es un factor que ha perjudicado históricamente y de manera determinante su posición en el mercado laboral.
Las empresas pueden abordar la discriminación en este ámbito impulsando un cambio en los roles de género. Esto puede lograrse a través de políticas que promuevan la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en la asunción de responsabilidades familiares, por ejemplo, incentivando a los hombres a que soliciten permisos relacionados con la familia, facilitando fórmulas de trabajo flexible u ofreciendo beneficios para el cuidado de hijos.
Estas medidas pueden actuar como palanca de transformación al contribuir en un aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral, en su desarrollo y promoción profesional y en la eliminación de las desigualdades salariales.
- La innovación. Adoptar enfoques y soluciones innovadoras es fundamental para afrontar los mayores retos e incertidumbres a los que se enfrenta la sociedad, transformar sus cimientos y alinearlos con el planeta y con las personas.
El papel transformador de las empresas en este ámbito, en relación con la no discriminación, radica en construir plantillas diversas. La ausencia de la discriminación, junto a la tolerancia y la diversidad son factores impulsores de la innovación y la transformación. Aquellas empresas que integran la diversidad están impulsando el intercambio de ideas entre personas pertenecientes a contextos y entornos diversos, de diferentes edades, nacionalidades, etnias, identidades sexuales, etc. y, atrayendo talento diverso, están fomentando la creatividad, la innovación y la transformación necesarias para construir un futuro más sostenible.
Estos son solo tres de los múltiples ámbitos en los que las empresas pueden actuar para promover la cero discriminación en el ámbito laboral y ser un motor de cambio. En cualquier caso, como punto de partida sería recomendable llevar a cabo una revisión de los procesos internos que permita identificar si existen desigualdades dentro de la organización y localizar en cada caso dónde y cuando se producen estas desigualdades para actuar en consecuencia.
No obstante, para garantizar un entorno de trabajo justo, incluyente y libre de discriminación no basta con tratar de eliminar las conductas discriminatorias, sino que es necesario implementar políticas transversales que garanticen la cero discriminación en el acceso al empleo, las condiciones de trabajo, la formación y la promoción de las personas en la empresa.